POR ESTEBAN MOSCARIELLO – TN CAMPO.

El mercado mundial del cereal está cambiando y abre oportunidades a la Argentina. La demanda china, una clave que despierta dudas.

Mientras la soja capta la atención por un rally alcista que llevó su precio en el mercado internacional de Chicago arriba de 430 dólares por tonelada, el maíz sigue la tendencia. Si bien su valor es inferior a la mitad que el de la oleaginosa, debe tenerse en cuenta que los rindes por hectárea se triplican.

En ese contexto de precios empinados hacia arriba, América Latina ya representa alrededor del 25% de las importaciones mundiales de maíz, de acuerdo a datos publicados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés). La demanda de maíz de la región para el maíz importado ha crecido de manera constante a lo largo de los años, respaldada por la expansión del sector ganadero, en particular la producción avícola.

La demanda de proteína animal se ha incrementado de la mano de mejores condiciones económicas y mayores ingresos disponibles. El comercio de maíz en la región durante el primer semestre de 2020 se ha mantenido estable, con poco impacto del COVID-19, según USDA.

Estados Unidos ha sido el principal proveedor beneficiado por el crecimiento de las importaciones de América Latina. Sin embargo, las compras de maíz estadounidense en esa región se han ido reduciendo, impulsadas por cambios en los mercados clave de Colombia, Perú y México.

Colombia y Perú, volvieron a comprar a nuestro país

Las preocupaciones sobre la calidad en la cosecha de 2019 de EE.UU. por excesos hídricos contribuyeron a menores exportaciones. Colombia y Perú recurrieron a Argentina, que había sido su principal proveedor en el pasado, mientras que México también buscó diversificar proveedores.

Según el Acuerdo de Promoción Comercial entre Estados Unidos y Colombia, el maíz estadounidense está sujeto a cuotas arancelarias (TRQ). Las cuotas combinadas de maíz amarillo y blanco son de 3,3 millones de toneladas para 2020. Dentro de las cuotas, el maíz estadounidense está libre de impuestos. Por encima de las cuotas, el maíz estadounidense está sujeto a un arancel que disminuye anualmente hasta llegar a cero en 2023, destacó el USDA.

El maíz de otros orígenes (por ejemplo, MERCOSUR) está sujeto a un arancel del 25% más un gravamen variable según el sistema de bandas de precios cuando las importaciones tienen un precio inferior al del maíz nacional. El maíz estadounidense está exento de la banda de precios.

Como los contingentes arancelarios se administran por orden de llegada, los importadores han regresado al maíz estadounidense y ya cumplieron con las cuotas en los primeros seis meses de 2020, según USDA. Colombia depende de las importaciones de maíz ya que la producción local sigue siendo baja. La producción local suministra solo alrededor del 20% del consumo anual.

Las disposiciones relacionadas con el maíz del Acuerdo de Promoción Comercial entre EE. UU. y Perú se implementaron completamente el 1 de enero de 2020, y el maíz de EE. UU. ahora ingresa a Perú libre de aranceles y cuotas. Perú no aplica aranceles sobre las importaciones de maíz de origen no estadounidense, pero están sujetos a un gravamen variable según el sistema de bandas de precios de Perú cuando las importaciones tienen un precio más bajo que el del maíz nacional.

México, un gran consumidor que diversifica proveedores

México es el principal destino del maíz amarillo de EE.UU., que se utiliza principalmente para la alimentación animal. El maíz blanco de producción local se utiliza principalmente como alimento para humanos. La infraestructura desarrollada desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha mejorado enormemente la competitividad del maíz estadounidense sobre sus proveedores de América del Sur.

Un área de la demanda de maíz que se está monitoreando es la proyección de importación de México. Las importaciones de maíz de este año se proyectan en 17.2 millones de toneladas. Esto es 1,0 millón de toneladas menos que la proyección actual del USDA. La diferencia está dada en cómo se estima la producción en el año, por año calendario o año comercial. México usa un año calendario, mientras que el USDA utiliza un año de comercialización.

Independientemente de ello, México está comenzando a reducir su estimación de demanda, ya que los funcionarios del país afirman que un resurgimiento en los casos de Covid está nuevamente limitando la demanda de productos básicos.

Brasil suspendió aranceles

Brasil suspenderá los aranceles sobre las importaciones de maíz y soja de países fuera del bloque comercial del Mercosur hasta principios del próximo año para ayudar a reducir los precios de los alimentos que están impulsando la inflación.

Las importaciones de harina de soja y aceite de soja de Brasil también estarán exentas junto con las importaciones de soja hasta el 15 de enero de 2021, mientras que las importaciones de maíz dejarán de pagar los aranceles hasta el 31 de marzo de 2021.

El rol clave de China

Estamos viendo un cambio en el interés de las materias primas por parte de China, que ha sido un fuerte comprador de soja estadounidense, particularmente en el último tiempo, pero ahora está aumentando sus compras de maíz. Los futuros del maíz chino alcanzaron máximos históricos debido a que persisten las preocupaciones sobre la escasez de oferta.

Las preocupaciones sobre la producción de maíz en otras regiones del mundo pueden mantener el interés de China en el maíz estadounidense durante varios meses, por lo menos hasta marzo, según destacaron analistas.

China publicó recientemente sus proyecciones de importación para la campaña comercial 2020/21 con un total de 7 millones de toneladas en maíz y 95,1 millones de toneladas en soja. Estos números están siendo objeto de un intenso debate en el mercado. Con respecto al maíz, la pregunta proviene del hecho de que China ya tiene más compras en los libros que el total proyectado.

El USDA de noviembre elevó las importaciones de maíz de China a 13,0 millones de toneladas desde las cuotas arancelarios de 7,2 millones de toneladas. El informe adjunto del agregado del USDA en Beijing estimó importaciones por 22,0 millones de toneladas de China.

Muchos analistas estiman que la demanda China de soja sería más alta de lo que proyecta el mercado. La combinación de estos factores está ayudando a mantener elevados los valores de la soja, especialmente en los contratos cercanos.

El mercado estima que China importaría entre 18/20 millones de toneladas de maíz y algunos proyectan hasta 25 millones de toneladas y es allí donde tenemos una oportunidad más allá de las cuestiones fitosanitarias entre China y Argentina. Muchos creemos que serán salvadas y resueltas tanto para nuestro país como para Brasil.

En Chicago miran el clima sudamericano

El clima de Sudamérica sigue siendo una fuerza impulsora en Chicago, y las perspectivas son mixtas para gran parte del sur del continente. Las lluvias están en varios pronósticos, pero la cantidad de precipitación que se recibiría es mixta y es poco probable que alivie las condiciones de sequía. Las preocupaciones de que el Covid-19 cause una pérdida de la demanda de productos básicos antes de que se pueda distribuir una vacuna también pesan en el valor de los futuros.

También estamos viendo más interés en el desarrollo de los cultivos de América del Sur y cuál será su producción total. Un factor beneficioso para Brasil es que la reciente expansión de la producción agrícola se ha producido en regiones donde ha tenido lugar un clima más favorable y con lluvias. Esto puede limitar la pérdida de cultivos en el país. Como resultado, los analistas están manteniendo el tamaño de las cosechas brasileñas y, a su vez, las exportaciones en niveles altos. Hay menos optimismo sobre los cultivos de Argentina, donde una mayor parte del país está siendo afectada por condiciones de sequía.

La importancia de la región es predominante en el contexto mundial de materias primas. Esta preponderancia debe ser acompañada por la política económica de cada país y de la región. Tenemos que lograr pensarnos como bloque regional y trabajar en conjunto con Brasil y el Mercosur. Nuestro principal socio comercial tiene que ser Brasil.

Lo cierto es que en este análisis vemos la importancia de los acuerdos bilaterales y los tratados de libre comercio entre naciones, mientras en Argentina nos hundimos y atrasamos en discusiones banales que el mundo ya no tiene hace años. Otros capturan las oportunidades que perdemos. Y no estamos en tiempos para perder oportunidades.

El autor es ejecutivo comercial en Díaz Riganti Cereales.

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